En el corazón de uno de los enclaves históricos más auténticos del norte de Tenerife, esta villa tradicional es el refugio ideal para quienes buscan desconectar rodeados de naturaleza, silencio y encanto canario. Perfecta para los amantes del ciclismo y la montaña, ofrece acceso a rutas espectaculares y paisajes que invitan a la aventura. Su precioso jardín, lleno de árboles frutales, palmeras y rosales, se convierte en un oasis privado donde disfrutar del sol junto a la piscina climatizada con vistas al Teide. Las largas sobremesas se viven mejor al aire libre, entre barbacoas, horno de leña y cenas bajo las estrellas. Distribuida en dos plantas y con una zona de ocio en el sótano, la villa combina el sabor de lo clásico con el confort de lo moderno. Espacios amplios, techos altos, mobiliario con historia y rincones llenos de personalidad crean una atmósfera cálida y especial. Cuenta con varios dormitorios, cocinas totalmente equipadas, zonas independientes para mayor intimidad, y una bodega única donde disfrutar de partidas de billar o compartir una buena comida en su gran mesa para 12 personas. Una experiencia exclusiva para quienes valoran la autenticidad, el confort y los pequeños placeres de la vida.